Tuesday, September 21, 2010

Las guerras de la soya/MIRANDO DE ARRIBA


Claudio Ferrufino-Coqueugniot

Estados Unidos continúa siendo el mayor productor de soya del mundo, según leo en el suplemento económico de un periódico. Sin embargo, Brasil lo superó este año en exportaciones. ¿El motivo?: China.
 El mercado chino engulle la producción de soya del planeta, entre otros productos que intentan colmar la voracidad de una masa humana en ferviente crecimiento. A eso se añade el problema del agua en el gigantesco país asiático, sumado al de la tierra arable disponible que va en franco retroceso.
 

China apuesta al futuro. compra los bonos del gobierno norteamericano y se ha ya convertido en el mayor acreedor de la primera potencia. EUA se hipoteca ante un rival cuyo objetivo es reemplazarlo en todos los aspectos, incluido el militar. Mientras el vaquero Bush actúa en desmedro de la economía nacional con su "cruzada" hipócrita y personal en Mesopotamia, China se enriquece a grandes pasos, adueñando del capitalismo aquello que considera útil para sus intereses y manteniendo falacia tal como la de una nación "comunista", paraíso de los trabajadores.
 Este sugestivo monstruo de rasgados ojos juega en el campo del intercambio internacional como el mejor explotador. Allí se detiene su comunismo, su Revolución Cultural, su Mao y toda la parafernalia roja que desplegaba. 

Y pensar que aún quedan resabios por doquier de un ideario que se consumió a sí mismo, que se engañó y engañó a otros. El librito rojo además de ser un monumento al aburrimiento, ha perdido su condición masiva. La supuesta igualdad de clases es cada vez más desigual en China que se precia ¡a no creerlo! del número creciente de millonarios con que cuenta. 
Brasil ha entrado en tratos con China para la venta de soya, con los productores sobrepasando a las multinacionales y vendiendo de manera directa su producto. A nivel nacional esta transacción si bien trae dinero no parece solucionar los problemas de los agricultores del interior, que se quejan que a pesar de vender más no ven el contante que debieran. Es más, la venta no ha sellado el abismo deficitario del comercio entre ambos países (a favor de China). Este se amplía aún más dado el volumen de importaciones de productos manufacturados desde Beijing. Y, sobre todo, la pobre infraestructura caminera del país sudamericano hace que el costo de transporte desde el interior hasta los puertos sea abrumador. China parece dispuesta a invertir en la construcción caminera y ferroviaria en el Brasil, para acelerar el envío de soya al Oriente y abaratar los precios. Trato que parece se convertirá en esclavizante obligando a miles de campesinos a insumirse en el monocultivo en favor del nuevo imperio.

09/04/07

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Publicado en Opinión (Cochabamba), abril 2007

Imagen: Campo de soya

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