Wednesday, September 15, 2010

¿Y ahora qué?/MIRANDO DE ARRIBA


¿Y ahora qué en un país impredecible? ¿De qué sirve el diálogo o las propuestas amatorias si el daño ya está hecho?
Evo Morales, el mismo que señalaba la gordura del presidente del Perú y que va por el mismo camino de grasa y constipación -que es el del poder, la confortabilidad, la fama y la maña-, logra una pírrica victoria andina (porque acá ya se debe hablar de -incluso- separaciones geográficas), con el resultado de la existencia de dos Bolivias, no, como se intenta señalar, una e indivisible con algunos rastros de descontento. Su porcentaje del 62.4%, alto para cualquier político, no es un voto de razón sino uno emocional. ¿Qué pueden hacer las masas, siempre empobrecidas y vilipendiadas, si no votar por alguien que supuestamente los representa? Es el eterno juego de un país desgraciado, donde el perdedor se sabe por anticipado, porque mientras estas divas "revolucionarias" que ahora detentan la cabecera de la mesa estén bien, las apariencias permanecerán, pero apenas las cosas se pongan calientes saldrán rajando con sus modistas y ambiciones, ya a olvidar su papel de derogadores del statu quo para insumirse en él, mientras sus correligionarios tendrán que buscar caudillos para cantarles las demasiado largas loas a que nos hemos acostumbrado.
Los porcentajes son ficciones útiles, pero habría que hacer una somera separación, rincón por rincón, casa por casa, para saber en verdad los índices de la balanza. Y así pasarían años. Lo supuestamente atractivo del sistema democrático es saber conjugar esos límites y hallar decisiones colectivas convenientes. Lo opuesto de lo que se hace aquí, donde se apuesta por dividir sin criterio, basados en credos obsoletos y fracasados y en aún más obsoletos indigenismos imperiales o presidencias sin fin como Papá Doc.
Tristemente Bolivia es un país sin Primeras Damas. Se descubre a la mujer, a lo largo de la historia y cada vez más, como elemento vital en la creación y manejo del Estado. No en vano existe el mito de Helena y Troya, el del rapto de Europa; el secuestro de las sabinas, la Malinche, Sissi emperatriz, la zarina y Rasputín, Eva Perón y su cornudo general, la Thatcher, Hillary Clinton. Bolivia carece de esta aura, intuición, visión, sabiduría de la mujer en el gobierno, tire para el lado que tire, que no siempre es bueno. Los nuestros gobiernan con suspiros testarudos, sin balde de agua que les aliviane el calor. Vicente Fox tuvo que casarse para aplacar México; los políticos norteamericanos son impensables sin esposa al lado; Sarkozy envía a su modelo personal para el Dalai Lama. Tal vez sea hora que Evo, o el otro, se casen para conseguir la pax nupcial, que puede traducirse en pax política. Aparte de una visión femenina, por lo general equilibrada, desdecirán las malas lenguas que atribuyen este malestar de hoy a profundos malestares de "emoción".
11/8/08

Publicado en Opinión (Cochabamba), agosto 2008

Imagen: Vintage postal: Monjas traviesas respetando sus votos de celibato pero no mucho más

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