Monday, October 25, 2010

Isaak Babel y la guerra polaco-soviética de 1920


Claudio Ferrufino-Coqueugniot

Una de las grandes obras de la literatura mundial, y una de las primeras nacidas del surgimiento de la Unión Soviética, fue la "Caballería roja" de Isaak Babel, un joven judío que hizo sus primeras armas en la revista Letopis, de Maxim Gorky y que, a sugerencia del maestro, se fue a correr vida. De esa "correría" nacen los relatos magníficos de aquel Primer Ejército de Caballería de Budionny donde sirvió Babel, en la campaña de 1920 contra la Polonia de Pilsudski. El horror que describe Babel, con laconismo y perfección, le atrajo la antipatía y la enemistad de poderosos, entre ellos Budionny. Lo que contaba distaba mucho de ser la elegía de una guerra proletaria contra la burguesía, o de cualquier guerra; relataba lo que vio, aunque en medio de sus apocalípticas visiones hay momentos de humanidad y ternura.

"Caballería roja", y más tarde "Cuentos de Odessa", muestran las debilidades de un régimen que se preciaba de ser el que arrasaría con los males de la historia atrás; eso sí, hay que aclarar, sin la intención política de desacreditarlo. Uno no puede más que ponerse del lado de los bandoleros judíos de la Moldavanka (Benia Krik, Froim Grach) que ayudan en su momento al Ejército Rojo en su lucha contra la reacción blanca, pero que sucumben luego ante la nueva autocracia donde no caben los espíritus rebeldes, donde la gente pierde la identidad personal para convertirse en masa.

Otro autor soviético, Nikolai Ostrovsky, escribió otra bella novela sobre el mismo conflicto, desde el punto de vista del realismo socialista ya bajo Stalin, en donde sus personajes, dentro de Polonia, tienen bien marcados la diferencia de clases y el concepto de su lucha. Hay épica, y hasta cierta lírica en el texto de Ostrovsky. Dos obras con una misma fuente argumental que difieren en el contexto y se aúnan en la belleza. Aunque Ostrovsky no llega a ser Babel.

Los entretelones políticos de la campaña de Polonia rememoran conflictos entre ambos países desde tan antiguo como 1612, con el dramático escenario de la aparición del "falso Dimitri", y luego con la invasión napoleónica de cuyo imperio era asociado o dependiente el Gran Ducado de Varsovia. Lenin, también Trotski, olvidan los elementales dogmas marxistas y declaran esta guerra "guerra patria", antecedente de la de Stalin el 42 contra Alemania. En el reverso, los polacos ejercen la misma influencia sobre su población, y el sueño de la ampliación de la revolución bolchevique hacia Europa occidental, con miras inmediatas en Alemania y Hungría, se derrumba con la estrepitosa derrota de los soviéticos a orillas del Vístula, en las afueras de aquella capital cuyo nombre aparecía en el slogan rojo de "Dénnos Varsovia".

Esa primera intentona de expandir la revolución, como lo hicieran los ejércitos de la Convención francesa a fines del siglo dieciocho, puede leerse en detalle en los libros de historia, pero será en los inolvidables cuentos de Isaak Babel donde habite eternamente.
19/11/08

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Publicado en Lecturas (Los Tiempos/Cochabamba), noviembre 2008

Imagen: Isaak Babel escribiendo

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