Sunday, October 31, 2010

Nota de aclaración/MIRANDO DE ARRIBA


Mi inesperado premio de novela en Casa de las Américas 2009 ha despertado extrañas contradicciones. De pronto, de la soledad casi proustiana del dormitorio en que escribo, salto al estrado como actor que no soy. Mis cualidades dramáticas son limitadas, aunque la tragedia amorosa -si el amor es tragedia, según parece- ha hurgado los recovecos de mi alma como mendigo en busca de latas vacías de Coca Cola.
Estoy agradecido, cómo no estarlo, de distinción tal. Y no al cielo ni a divinidades judeocristianas u originarias porque para mí frailes, yatiris y alucinaciones caben en la bolsa de las curiosidades pero jamás de las afirmaciones. Agradezco a los jueces, por supuesto, y a mis padres que con su amplitud sin censura me abrieron la perspectiva de la vida desde muy temprano. Yo no le canto a la luna porque alumbra y nada más...
Entre las rarezas que trajo este premio, está la página de la embajada boliviana en Venezuela. No desdeño su buena intención de enaltecer mi "triunfo", como connacionales y como debiera hacerse con y entre todos. Pero, como si fuera yo está el rostro adusto y severo de Milan Kundera. De pronto no sólo me llegó lo gratificante de ver mi nombre expandido en google, sino que me apropié de la cara de un gran escritor; de improviso soy un involuntario "impersonator". El error radica quizá en un breve texto que escribí hace años acerca de Kundera. Cuando se recurre a la facilidad de la Red para obtener información tropezamos con esto. Mi artículo llevaba la foto de Kundera y ahora él holla un espacio que es mío, o yo estoy hollando el suyo. Qué dirán las mujeres que me conocieron en forma y en estreno: que envejecí, que me afeité la barba como obediente bolchevique, que, por carnaval, me agencié de una presuntuosa máscara. Nada tengo que ver. Permanezco, más viejo y más gordo, con la pelambre que permita mi mestizaje, con la misma voz y los mismos tercos dedos que escriben ahora, que no son -tristemente- los de Kundera pero que amo en su andina humildad.
Hoy leo -y doy gracias al escritor por sus conceptos- un texto de Arturo von Vacano acerca del premio de novela que obtuve. Si pudiera lograr aunque sea en parte los augurios suyos acerca de mi literatura me sentiría honrado. Rara tanta hidalguía entre nosotros. Sólo una aclaración, no para él sino para los lectores, que creo necesaria. Así lo digan los correligionarios vallunos de la izquierda, no soy, nunca fui ni seré un hombre de "derechas". Que sea arduo crítico de los señores Morales y García Linera tiene todo que ver con la libertad y nada con el fascismo. No necesito levantar el puño izquierdo para alardear de revolución. Ni faisán ni pavo real, siempre me consideré un testarudo y pertinaz luchador. Y así sigo.
23/2/09

Publicado en Opinión (Cochabamba), febrero 2009

Imagen: Autorretrato (Atribuido a Francis Bacon), 1990

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