Thursday, December 9, 2010

Chávez y el golf/MIRANDO DE ARRIBA


Siempre estos caudillos fascistas tienen algo de tragicomedia. Fellini los captó bien. Aunque la furia homicida de los camisas negras no era asunto de risa, la ridiculez de su parafernalia, actitudes, discurso, daban amplio lugar para el sarcasmo.
Lo mismo con el engendro que hoy rige Venezuela. Lo último, ya que hace poco nos deleitamos con su voz y con la boina roja (un número menor que el correcto para su cráneo) que se empeña en usar, ha sido su anuncio de que prohibirá el golf por ser un deporte burgués.
Cierto que golf, o tenis, son y han sido deportes de élite, razón leve para sufrir el castigo de su anulación. Dudo que en la Grecia antigua, durante los juegos, todos hubiesen sido jabalineros o lanzadores de disco. Existían élites, entre deportivas e intelectuales, amén de la militar, para quienes juegos tales -su práctica- sería privativa.
Abundarían los asnos que no correspondían a oficio de filósofos u oradores, y que desempeñarían vida y necesidades en los lagares de la Hélade, lejos de aquella flor y nata humana que nos legó esa península. Hay deportes y deportes, y sus delimitaciones sociales -sobre todo ahora- suelen ser evanescentes. Miren si no a un negro (medio filipino) -Tiger Woods- como campeón de golf, o a las hermanas Williams, estrellas de tenis, vestidas de blanco mini, como angelitos negros.
Además Hugo Chávez es adicto al beisbol, deporte imperialista por excelencia. Los remanentes de este peloteo aburrido y absurdo habitan el Caribe, Centroamérica, Colombia y Venezuela, y son los resabios de la explotación del banano. Quién le dice al presidente que anule el juego, siendo éste deporte de los amos gringos.
Habla tanto Chávez que no le queda más que hablar. Si cancela el golf por ser deporte de ricos, un nuevo gobierno opuesto cancelará el boxeo por ser de pobres. En la Camboya de Pol Pot ser médico o hablar francés garantizaba ejecución.
La censura es una serpiente maligna, más maligna que la que se comió a Eva (no Eva que se comió la manzana-sorna de las Sagradas Escrituras), y peor si a este bicho manejan los caudillos analfabetos de la vida. Echenle una pelota al presidente, para que juegue con ella mientras aprende de memoria las letras de una canción. Y si se cansa, échenle otra, que basta tal distracción para su escaso cerebro de monigote cantor.
Particularmente no siento ningún interés por el golf. Y me daría igual si existiese o no. Pero tenemos derechos, incluso aquellos de golpear una bolita para meterla en un hoyo, y caminar más que jugar, mientras otro carga -como en la vida- el peso de los palos.
17/8/09

Publicado en Opinión (Cochabamba), agosto 2009

Imagen: Caricatura del coronel

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