Sunday, December 12, 2010

Zirkus Palestina


Claudio Ferrufino-Coqueugniot

Dice Eyal Halfon, el director, que vio remanentes de la carpa circense alguna vez. Implicaría certitud del hecho: la visita de un pequeño circo ruso a los territorios ocupados de Palestina durante la Intifada. Zirkus Palestina (Israel, 1998) no es un filme político en el sentido de militancia, sino más bien una comedia cuyos entretelones pueden alcanzar densos tintes políticos.

Halfon trata a israelitas y a palestinos por igual, con sus defectos, sin hacer exégesis de ninguno. Hay sensibilidad en su lente aunque su ironía ataca mayormente a sus compatriotas, a la falsa legitimidad de la ocupación.

El argumento burlón e incisivo no le quita seriedad. Hay un tenso momento, que fuera censurado cuando salió la película y que se incluye en el DVD: aquel en que el productor local del espectáculo es obligado a bajar del automóvil por un soldado israelí y a sacar de entre los cables de electricidad una bandera palestina recién colocada. Su hijo lo hace en su lugar mas en la noche el hombre, quien aparte de contratista tiene negocios ilegales de autos robados con el coronel judío Oz, confiesa a su mujer que a partir de entonces llenará de banderas cada esquina de la ciudad.

La mayor atracción del circo es el viejo león Schweik. Al momento de la primera representación y cuando la domadora (Evgenia Dudina) lo conmina a aparecer, el felino no responde: ha huido de su jaula. Divergentes son las opiniones del por qué; para unos se ha retirado a morir; para otros lo consume la necesidad de aparearse. De pronto se ha convertido en el problemático centro de actividad de la población.

Lo que prosigue viene a ser el corazón de la comedia, la búsqueda del león a cargo del representante cultural del ejército, el sargento Bleiberg (Yoram Hattav), ajeno al entorno e hipnotizado por la canción "Dalila", de Tom Jones; casi un imbécil en apariencia. El suceso modifica el aspecto de la comunidad. Este fenómeno extraño a la cotidianeidad presupone rebelión y desenmascaramieto. Agitación entre los árabes como entre los colonos, e investigación de los pormenores que llevarán a descubrimientos profundos y no deseados (el caso del contrabando de automóviles).

La desaparición de Schweik y su búsqueda extiende la visión de la cinta hacia la totalidad de la existencia de los territorios ocupados: los enclaves civiles judíos en tierra palestina, la ineficacia y la parodia de la fuerza armada, la corrupción y la desidia. Bleiberg, enamorado de la domadora, inicia una historia paralela de romance. El león, mientras desnuda las falencias de un régimen de vida obligatorio -en ambos lados- tiende a unir los sentimientos de los seres humanos, muy por encima de las diferencias étnicas, políticas o religiosas.

Los artistas rusos no comprenden la complejidad del hecho. Su mirada desde afuera no hace más que denunciar el absurdo de vivir así. Pareciera que algo que podría ser tan trivial como la aparición de un circo ha desencajado la estructura de la zona. Otra vez será el gordo palestino que realizó el contrato quien afirma, en un solo instantáneo y memorable, que "esta región no está preparada para el entretenimiento... todavía". Palabras que en un par de años serán proféticas con la explosión de los suicidas, la constante matanza y acogotamiento económico por parte de Israel hacia Cisjordania y Gaza, la Tormenta del Desierto, los misiles Scud de Saddam Hussein sobre Tel Aviv.

Bleiberg, el supuesto idiota, poseerá al fin la única cordura. Logra, gracias al apoyo de un niño palestino que lleva un parche sobre un ojo a la manera de Dayan, y el nombre de Dayan también, descubrir al león y luego de ciertas peripecias en las que el coronel Oz quiere apropiarse de la bestia, devolverlo a su dueña, ya su amor. Bleiberg abandona todo y se marcha con el circo. Da la espalda a una realidad inventada, o al menos mal hecha, y deja Israel. Antes liberan a Schweik en algún lugar que semeja la sabana africana. Detrás quedan las absurdidades del sistema, pero a la vez personas buenas e inocentes en esta comedia de "instintos animales".
01/11/07

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Publicado en Puño y Letra (Correo del Sur/Chuquisaca), noviembre 2007

Imagen: Evgenia Dudina en una escena del filme

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