Friday, February 11, 2011

2007/MIRANDO DE ARRIBA


Anuncian los candidatos norteamericanos a la presidencia (McCain) que "estamos triunfando en Irak". Cierto que el número de bajas ha disminuido pero viendo el desastre monumental que la invasión ha causado no entiendo cómo se puede hablar de victoria.
Presentan en televisión niños iraquíes deformados por las bombas, inválidos. Algunos de ellos, "dichosos" en su desgracia, llegan para ser tratados en hospitales de los Estados Unidos. Eso, en opinión de muchos, refleja la bonhomía de este país y, en cierto modo, su inocencia. Bien sabemos de esa inocencia genocida que conocimos a través de los años y que continúa con sus desmanes. Pero el imperio se acaba. esta vez los estertores no son sólo de enfermedad sino de muerte. Pudo haber sido distinto, pero los intereses brutales de grupos mínimos no lo permitió, y ahora todos tendrán que pagarlo. Ya no es "Good Morning", Estados Unidos; es "Good Bye".
Ni Barack Obama ni Hillary Clinton, menos la sarta de delincuentes religiosos que arrojan al estrado los republicanos, tienen ya palabra sobre el futuro. Podrán paliar el desastre a su modo; detenerlo, imposible.
Mirando al sur parece el Gran Guignol, con notables comediantes ejerciendo de gobiernos. En las Antillas, un Fidel Castro tembleque anuncia que irá a la reelección. Ya aquí no hablamos de culto a la personalidad, sino de egoísmo y suprema estupidez. El enfermo debiera instalarse un cómodo televisor y retirarse a sus aposentos. Es obvio que le gusta hablar, que el discurso es su ciencia y su pasión, pero hasta cuándo considerar al resto como a una bola de imbéciles, de jamelgos sin jinete.
Venezuela presenta al espectáculo un deprimente payaso de boina roja. En vano intenta dar lustre a su militaridad, Chávez no tiene prestancia y desdora con su ridícula facha los serios rostros de los próceres al lado de quienes se retrata: dos Chávez por un Bolívar, o quizá más en una dispar transacción.
Y Bolivia... Walter Benjamin en su ruinosa (sentimentalmente) visita a Moscú el año 27, declaraba que la imagen de Lenin se le hacía un nuevo icono de una nueva religión. Los soviéticos pusieron a Lenin hasta en los lechos. Ni hablar del georgiano... Evo Morales es, sin serlo, un Lenin nacional en cuanto a profusión de imágenes: Evo aquí, Evo allá. Más popular que la bíblica Eva, despierta las pasiones de una izquierda embravecida, ávida de poder y lujo, acostumbrada a ser segundona y excitada de ser hoy primeriza. Tiene, Evo, un elemento sustancioso que permite su megalomanía: dinero. Con él compra generales, adherentes, adhesivos...
31/12/07

Publicado en Opinión (Cochabamba), enero 2008

Imagen: Roger Ballen/Doll`s head on fire, 2007

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