Monday, February 14, 2011

Cuesta abajo/NADA QUE DECIR


Los patrones de comportamiento de los gobiernos autoritarios son siempre los mismos. Y el gobierno Morales en Bolivia comienza a seguir esa denigrante cuesta. Primero se detiene a opositores, con falsedades o medias verdades; luego se los confinará, enviará al exilio, ejecutará, a la mejor manera estalinista.
Lo ilógico es que quienes se convierten en jueces hoy son los criminales de ayer. García Linera es conocido por sus arrebatos de terrorista aficionado, y a Morales se le podrían imputar muchísimos cargos por sabotear el país. Implica ello que no hay asomo de verdad democrática. Los sujetos que gobiernan arrastran el prurito del poder; aquí no cuenta Bolivia ni nadie; lo que importa es el poder por sí mismo, por las cualidades coaccionantes que concede a sus detentadores.
Esta es la mixtura de individualidades cegada por la ambición. Quién sabe lo que se esconde detrás de la retórica neorevolucionaria. Qué fortunas se estarán forjando, que para ello la cobarde izquierda boliviana es profesional: para el robo y la lambisconería. ¿Izquierda decimos? Si esta es la historia del chaqueteo. Luego de unos años afuera retorno al país y encuentro que en Cochabamba hay más anarquistas que en la Casa de Campo de Madrid el 36. Pero en tal notable galería observo lo más variado del espectro ideológico. Si Bakunin viviera arrojaría a la recua de intrusos con mayor vehemencia que el Cristo a los fariseos del templo. Anarquistas gracias a Dios... por la gracia de Dios mejor, que entre ellos hay nacionalistas del peor cuño, marihuanos, alcohólicos, alcahuetes, troskistas, miristas, vanguardistas, devotos de las mil y una vírgenes, de Santiago y todos los santos, del señor de Bombori y la mamita de Cotapachi, elfos, gnomos, duendes, hadas, orcos y demás monstruos. Tanto hay que debajo de la palabra "anarquista" no cabrían las acepciones que la fiesta boliviana inventa y crea.
Este es un pueblo que se alimenta de mitos. Y el presidente le provee, con sus añagazas y vaivenes, un caldo riquísimo para que imaginen un país que no es, para que sueñen con ser alguien, o algo si no les alcanza su humanidad. Escucho que "Evo se les enfrenta a los gringos". Valdría si no agachara la cerviz ante otros amos, si no fundara su "revolución" en las reformas de Chávez. ¿A cuánto vende el país, señor Morales, a cuántos cheques más?
Ahora arriba el momento de la caza de brujas. Hay toda una escuela para culpabilizar. Cualquier disidente puede ser objeto de detención, se fraguan cargos. Y no lo digo en defensa de quienes han sido detenidos y a quienes no conozco, ni lo que son, dicen o hacen, pero el hecho de castigar la disidencia es tristemente conocido. Lo malo, y así lo olvidan, es que siempre el asunto engulle a aquellos que lo practican. Si recordamos a una escala mayor, los nombres de Yagoda, Yezov, Beria bastan como ejemplo, devorados por la infernal maquinaria que ayudaron a crear. En la mínima Bolivia, con su marioneta local, la escala se reduce a parodia, pero una parodia que todavía daña, una que aunque primitiva y basta puede destruir los cimientos de una democracia que dista de ser perfecta, pero que fue recibida, luego de una bien larga jauja militar, con ánimo y esperanza.
Si no se combate la detención sin pruebas de los individuos, sólo con denuncia, nos encontraremos ante un estado de hecho, que es lo que el gobierno desea. Nadie debe tener voz. El único que podrá cantar será el mariachi Hugo Chávez, íntimo del "futbolista" por antonomasia. Ya saben quien.
28/11/08

Publicado en Puntos de vista (Los Tiempos/Cochabamba), noviembre 2008

Imagen: El pozo

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