Monday, March 21, 2011

Los intocables/MIRANDO DE ARRIBA


No trata el texto de aquella remarcable serie televisiva -en blanco y negro- acerca de un selecto grupo policial que combatía a la mafia en Chicago, ni de su émula cinematográfica. Es más actual y más serio el asunto este de la intocabilidad.
¿De dónde se creen los árabes con el derecho de preservar a su profeta del encono de la libre opinión? ¿Por qué sería Mahoma único e intocable siendo que sus fieles se caracterizan, entre muchas cosas -y muchas malas-, por denigrar las creencias de otros? Qué lo hace diferente, me pregunto; tal vez la sugerente posibilidad de un mundo dominado de nuevo por el Islam, algo que hasta China teme mirando con recelo sus fronteras suroccidentales.
En las dos últimas décadas el fundamentalismo musulmán ha crecido demasiado. Se expande en círculos políticos -véanse Hamas y Hezbollah- en detrimento de otros grupos como Fatah en Palestina. La religión reemplaza el análisis; la lucha de clases se transforma en guerra de doctrinas; se acerba el odio étnico. Cuando una mujer belga, estudiante de clase media, se inmola en nombre de Alá, o cuando ciudadanas canadienses optan por el velo y la mugre en oposición a la libertad, se deduce que existe un peligro latente. Horror, porque horror es depender y obedecer de y a supuestos santurrones, profetas de un mal verbo, cuyo primario fin radica en el control de cuerpos y mentes. Peligro que se aguza con cierta imbecilidad occidental, fundamentalista también, que aviva el nacimiento de aquellos que serán sus más tercos rivales -Estados Unidos y Al Qaeda; Israel y Hamas-. Lejanos quedan los días en que Palestina significaba tierra donde los grupos radicales del mundo podían aprender tácticas de combate. Ha llegado el tiempo monacal, todavía de sangre en su combate particular pero exento de miras progresistas y modernidad.
Dinamarca es ahora el enemigo jurado del Islam; todo porque un caricaturista, con mucha razón, describe lo que parece una enfermedad incurable y progresiva: el crecimiento de una doctrina cerrada y combatiente, unilateral. Claman los imanes por las manos cortadas del artista-crítico, se mesan los cabellos, aúllan y queman banderas y asaltan mientras Occidente se amilana.
Ante la valentía de los periodistas europeos de apoyar a sus camaradas daneses, los gobiernos temen y comienzan a ceder. Si se cede ahora pronto habrá que medirnos la cabeza para llevar turbantes y agacharnos como orates cinco veces diarias hacia un perfecto vacío.
6/2/06

Publicado en Opinión (Cochabamba), febrero, 2006

Imagen: Caricatura alusiva

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