Friday, August 26, 2011

¿Qué pasa con Yoko Ono?/MIRANDO DE ARRIBA


Creo que una página completa de propaganda, aviso, o lo que fuere en el New York Times cuesta cien mil dólares. El domingo 28 de diciembre, Yoko Ono, viuda de John Lennon, compró una para dedicar al mundo un dibujo suyo -algo interesante- y un poema llamado "Mis amigos". Mensaje obsoleto de amor y paz. Dice, entre varias cosas del mismo tono, que ya que "pasa otro año tumultuoso, propongo que nos juntemos en nuestros pensamientos y terminemos el año con una clara visión". Cuánto, no lo sé, ni me imagino, a menos que usase, como ella, extravagantes anteojos negros que nublen mi vista y oscurecezcan, en lugar de aclarar, mi visión. Yoko continúa que "cantemos, bailemos, y abracémonos para recibir el Nuevo Año, y con él un nuevo mundo.Reportemos al universo cuán felices estamos de que nuestro planeta sea parte de una hermosa constelación". Vamos, Yoko, a qué nos referimos; el mundo no se cambia con lindas palabras, y las más de las veces ni las acciones sirven. Esta vanidad existencial, extraterrestre, de reportarnos al cielo, a quién esté allí, alguien ¿quizá Dios? acerca de nuestra felicidad desdice la angustia que puebla la tierra, la de pertenecer a una etnia equivocada en Ruanda, por sólo ejemplificar una de tantas ocasiones que nos llenan de dicha.

Casarse con John Lennon significó para esta artista que tenía su valor propio, subordinarse a alguien no más talentoso pero más popular. Yoko había sido un puntal del avant-garde en escultura, cine, dando un lugar al público dentro de la obra de arte que no había tenido antes. Dueña de un arte revolucionario, aunque controvertido, ha caído, quiéralo o no, dentro del establishment que su obra combatía. En el actual refugio de su comodidad económica, Yoko ha dejado de ser todo menos una famosa viuda rica. Y vagidos sentimentales como su poema actual, hacen poco para recuperar una imagen fugaz que queda como historia o talvez como anécdota.

Cuesta creer que quien manejaba un lenguaje de vanguardia, la directora de filmes donde se muestran traseros de toda índole en secuencia contínua y sin argumento a priori, la misma que fotografía una mosca posada sobre un pezón femenino, o aquella que cuelga un trozo de madera y deja clavos y martillo para que los espectadores participen de la creación artística añadiendo un clavo, sea la misma que hoy, a modo de desear feliz navidad, e igual a como hiciera con su esposo en 1969, en Times Square, Roma y el muro de Berlín, diga que la guerra se termina si así lo queremos (¿?).
4/1/2004

Publicado en Opinión (Cochabamba), enero, 2004

Imagen: Yoko Ono (with glass hammer, Half-a-Wind Exhibition)/Fotografía de Clay Perry, 1967

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