Tuesday, August 2, 2011

Rinocerontes/MIRANDO DE ABAJO


Claudio Ferrufino-Coqueugniot

Leo, de 1911, un artículo de Theodore Roosevelt, ex-presidente de los Estados Unidos, acerca de la caza del rinoceronte, blanco y negro, en África, con objeto de obtener piezas para el museo Smithsonian. Este hombre, cuyas discutibles acciones en la Guerra Hispano-Norteamericana le valieron fama de valiente, no contaba con mi interés, hasta leer de su viaje por la selva amazónica buscando el Río de la Duda, en una terrible expedición conradiana.

Su texto africano no es contradictorio, y hasta resulta aleccionador. Como hombre de su época, y de su nacionalidad, TR no oculta su satisfacción con la gran caza, pero explica que adquieren sólo las piezas “justas” para las instituciones culturales, aclarando que no significa una expedición depredadora y cuya intencionalidad no está en eliminar especies.

Lo menciono porque me puse a pensar en la propuesta de acabar con el TIPNIS, que otra cosa no es, del gobierno plurinacional. La magnificencia del supuesto futuro y bonanza económicos que derivarían de la construcción de la carretera no pasa de fomentar otro mito, de los multitudinarios de nuestra identidad, como el gas, petróleo, litio, defensa de la tierra, igualdad de derechos, retóricas utilizadas para dorar la píldora del concesionalismo criminal de Evo Morales a las huestes cocaleras, retrógradas, fascistas en práctica, que habiendo masticado y saboreado el dinero fácil, desean ahora hacerse del país y ampliar sus dominios, con la más burda de las intenciones: mayores artículos suntuarios y porquerías semejantes, y ninguna planificación de crear infraestructura agrícola, industrial, y menos educativa. Los cocaleros quieren mansiones, autos, televisores, parabólicas (para ver fútbol) y nada más. Aquí no hay progreso, hay vicio, y extinguir especies animales y pueblos originarios no importa mientras se ceda al soporte presidencial lo que desee, con intento de perdurar eternamente.

Roosevelt habla del hábitat del rinoceronte negro, dándole una largueza perdida ha mucho. Si no se protegen los recursos, desaparecen. Simple. Y los cocaleros, cuyo único edén sobrevive en Evo Morales, tampoco perdurarán si siguen explotando de forma vil su alrededor. Ni la Pachamama los salva.

Ahora bien, ya se ha fundamentado un círculo de delincuencia con amplias e internacionales ramificaciones. Y, a diferencia de México que es tráfico de paso, en cuanto a la cocaína -y de producción en la marihuana-, hay una gigantesca masa humana en el Chapare involucrada en el narcotráfico y a quien habrá de combatirse también si se decide enfrentar el problema. Tal vez movimientos de masas, relocalizamiento al Ande, con porvenir de miseria, bien merecido porque no se supo levantar polos de desarrollo, producción orgánica de frutas y otras para un mundo de creciente demanda. Turismo, etc.

Evo Morales no es Prometeo sino el Prometedor. Y el único fuego que tiene en manos no se lo robó a los dioses, es el del fósforo, para encender el proceso de producción de narcóticos. Y por ello tiene que pagar. Ambicioso, destructor del medio ambiente, tirano, racista, fascistoide, blancoide, capitalista, imperialista (hay indios mejores y peores, y las tierras de unos deben ser de los otros).

¿Y los hummers, mármoles, y parabólicas de la arquitectura chicha? No sirven. Como sus dueños cocaleros… para nada.
01/08/11

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Publicado en El Día (Santa Cruz de la Sierra), 02/08/2011

Imagen: Un jacuzzi en los alrededores de Chulumani (¡!)/Fotografía de Miguel Sánchez-Ostiz, 2011

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