Monday, November 28, 2011

Buenos hombres, buenas mujeres/ECLÉCTICA


Bajo este título el director taiwanés Huo Hsiao-hsien realiza una obra maestra de cinematografía. Rodada en 1995 en co-producción taiwano-japonesa, trata de la historia de un grupo de hombres y mujeres, intelectuales de la isla, que en 1940 desembarcan en el continente para juntarse a la resistencia y combatir al invasor japonés.

Formosa -o Taiwan- se encuentra en ese momento ocupada por la administración imperial, y el hecho que estas personas desembarquen subrepticiamente y pidan a los guerrilleros comunistas unirse a ellos despierta sospechas y se los condena a morir. No sucede así; al final se acepta su inclusión en las filas rebeldes. Sólo una pareja, de las cinco iniciales, sobrevive los largos años de guerra. Terminada, deciden retornar. Para entonces el Kuomintang, partido nacionalista de Chian Kai-shek, derrotado, se ha replegado en Taiwan de donde ya no saldrá.

Corre 1949 y parecen definirse los destinos de China. Los intelectuales taiwaneses que pelearon al lado de sus camaradas en la tierra madre crean células y publicaciones que hablan de socialismo y reforma agraria en la isla, centro ahora de un gobierno corrupto y criminal que, exceptuando un breve intervalo de lucha conjunta, desata brutal campaña en contra de sus enemigos comunistas. Chou En-lai cuenta en sus memorias los inverosímiles extremos de crueldad, en ambos lados, a los que llegó este conflicto. El mismo Chou era temido por sus rivales que sabían que caer en sus manos significaba el horrible destino de ser enterrados vivos. Tal práctica era de uso extendido, en Manchuria, en Shanghai, donde fuera.

El cineasta crea un interesante juego de espacio y tiempo, imágenes a color y en blanco y negro, donde una actriz moderna revive la epopeya de este conjunto de combatientes y la inmiscuye, o se inmiscuye ella, en su propia existencia creando un difuso margen entre presente y pasado. Las tomas sin color son las más logradas, en particular aquellas de distancia que dan aura melancólica y rural a una China que presagiaba desgracia.

La obra destaca el Taiwan de los años cincuenta, donde se desató una caza de brujas de militantes comunistas que acababan en ejecuciones sumarias. No podía un partido representante de la clase pudiente, poseedora de la tiera, permitir la influencia revolucionaria. Esta fobia tuvo su punto decisivo con el comienzo de la guerra de Corea. Estados Unidos consideró vital para sus intereses políticos preservar Taiwan y su flota marítima se trasladó al estrecho del mismo nombre para evitar sorpresas. El desastre norteamericano en Corea acentuó la ayuda al gobierno de Chian Kai-shek. En la península coreana un ejército tercermundista hacía correr al vencedor de la última gran guerra, mientras en Taiwan el "terror blanco" exterminaba a los opositores.

Desconocido e interesante trozo de historia dentro de una magnífica obra de arte.
11/11/03

Publicado en Lecturas (Los Tiempos/Cochabamba), noviembre, 2003

Imagen: Huo Hsiao-hsien

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