Wednesday, November 9, 2011

El voto latino I/MIRANDO DE ARRIBA


Mucho se habla, y poco se sabe, acerca de cómo reaccionarán los latinos en la elección del 2004. Por lo general la inclinación ha sido votar demócrata, con paradojas como las de California en que gana el Partido Demócrata en las presidenciales y pierde en las de gobernadores o en votos clave para la inmigración latina. Allí, el físicoculturista Schwarzenegger ya sueña con ser el primer nacido extranjero que ocupe la presidencia de los Estados Unidos. Su política represiva hacia los inmigrantes mexicanos lo hace popular, siendo él mismo un inmigrante cuyas únicas características diferenciales al momento de emigrar fueran las de ser un blanco miserable en contraposición a la piel tostada de los míseros que vienen del sur.

Los republicanos descuentan que la gusanera cubana de Florida votará por ellos como siempre lo ha hecho. La jamás explícita y sin embargo existente propuesta de una inmediata invasión a Cuba después de ganar Bush la reelección, aviva esas preferencias. No saben los gusanos que apenas salga Castro de la isla, o muera o lo que fuere, su status de minoría privilegiada no sólo disminuirá en Norteamérica sino que corre riesgo de extinguirse. No habrá la ventaja política de ser oposición a un régimen no adicto a Estados Unidos. Muerto Castro, muerta la gusanera, y los cubano-norteamericanos serán arrasados por grupos latinos más dinámicos y prolíficos, a decir México, que los pondrán en segundo o tercer término en la importancia eleccionaria del futuro.

Cuba, de ser una nación orgullosa aunque pobre, retomará -gracias a sus hijos de la otra orilla- el papel de lupanar. No sueñen ya los gusanos con diputados, senadores o ministros en el continente cuando terminen con el fantasma comunista. Dispónganse más bien a ofertar a sus hijas en el mercado del sistema. Sin Castro, Estados Unidos no los necesita y a la diputada Ros-Lehtinen, cubana del exilio, le convendrá hacer de puta, de puta vieja en los nuevos tiempos.

Claro que hay dos Cubas hoy en Florida: los gusanos históricos, cuyo exilio fue político, y los recién llegados en los últimos años cuyo exilio es meramente, sino exclusivo, económico. Y están también los hijos de los "históricos", algunos con trazas de progreso intelectual. Además en Florida para contrapesar a los 800.000 cubanos del estado hay un millón cien mil de otros latinoamericanos que se inclinan hacia las propuestas demócratas. Un voto que pesa, que en diez años más será decisivo, y una dinámica población que va a educarse y con un poder adquisitivo que crece en mayor escala que el de los otros.
18/10/04

Publicado en Opinión (Cochabamba), octubre, 2004

Imagen: Banderas de países latinoamericanos

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