Wednesday, November 9, 2011

Ganadores y perdedores/MIRANDO DE ARRIBA


Cuando el candidato presidencial Kerry acusó a W. (George Bush) de haber fomentado la carrera nuclear iraní con los errores cometidos en Irak, el presidente se defendió con generalidades y absurdos. Sugirió que fueron los Estados Unidos los que enviaron últimamente una comisión tripartita europea para dialogar con los ayatollas -si es que se puede dialogar con religioso alguno- para solucionar el problema, convencer a Irán que no es esa la manera de alcanzar el progreso. Como siempre, W. trataba de tergivesar los hechos, ya que Gran Bretaña, Francia y Alemania tomaron la decisión autónoma de hacerlo como parte de la Unión Europea, sin consultar al Gran Hermano.

Cheney, W. y sus adláteres padecen un mal común entre ortodoxos, el de mezclar la realidad con vagas y nubladas creencias religiosas. En pleno siglo XXI observamos el drama de individuos con poder excesivo en sus manos que se consideran a sí mismos enviados divinos. Reprochan a Hitler megalomanía similar, cuando W. busca también su ilusorio Reich milenario. Quizá el hecho de que Dios (en abstracto) permitiera al presidente dejar la botella, pero no los ademanes ni el paso bamboleante del borracho, lo haya hecho pensar en que grandes metas le habían sido designadas, tener el rol del ángel de la muerte entre infieles. Lo raro es que para ello tenga que apoyarse también en infieles (musulmanes "moderados") como si hubiese gamas de infidelidad, y en un pueblo, el judío, que lleva, según algunos, el estigma del deicidio. ¿A qué juega Bush, a ser emperador de Confusia -tierra de lo confuso-? Más le valdría retomar el alcohol, que con un buen bourbon, en un atardecer de Texas, sentado en amplio sillón de mimbre, se puede soñar con los dichosos tiempos cuando unos eran felices y otros esclavos. Soñar no cuesta nada; actuar sí.

Estados Unidos ha librado a Israel de la persistente sombra de otro demente que se creyó único: Saddam. Al hacerlo ha abierto las puertas del nuevo siglo fundamentalisma; ha despertado las fuerzas del infierno. Con Dios en la boca, los elegidos de cualquier creencia arrasarán con fuego el pensamiento libre. Nos hallamos ante el alba de otra Edad Media, con la paradoja del avance tecnológico al lado. W., los que se escudan detrás, han comenzado la era de las nuevas guerras de religión. El gran ganador del conflicto iraquí, Irán, tendrá sobre sí el control de una vasta región sin enemigos, sin Hussein ni el Talibán, y con el Corán de dudosa valía.
11/10/04

Publicado en Opinión (Cochabamba), octubre, 2004

Imagen: Teme al Islam

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