Thursday, November 17, 2011

Los periodistas y la guerra/MIRANDO DE ARRIBA


Claudio Ferrufino-Coqueugniot

La guerra de Vietnam enseñó una lección a los gobiernos: que los informes de la prensa podían modificar el estado de cosas, colaborar al menos con el cambio de percepción del público acerca de los hechos. Estados Unidos perdió la guerra en el campo de batalla ante un enemigo irreductible que habría de vencerlo así pasasen veinte o cien años, pero también la perdió en casa, cuando la realidad de los acontecimientos mostraba la brutalidad de una ocupación sin sentido. Con el escalamiento de la contienda y la cada vez mayor intervención norteamericana crecieron los contingentes de periodistas que retrataron de primera mano el caos y el horror de aquella supuesta misión liberadora. No lo volverían a permitir. El Departamento de Estado, la CIA y demás interesados, se dieron cuenta que la noticia fidedigna venía a ser como una quinta columna, un impedimento a la impunidad.

En 1982 cuando la estulticia militar argentina, agonizante, se juega la última carta, la Patria, e invade las islas Malvinas, que en derecho pertenecen a la Argentina, la señora Thatcher y su entorno limitan la información de prensa. Es guerra de noticias fabricadas, donde el gobierno provee a los medios informativos material censurado. El público, cebado con un objeto ya digerido, poco puede hacer para protestar sin conocer los detalles.

La primera guerra en el Golfo Pérsico sigue los cánones británicos utilizados en el Atlántico sur, con excelentes resultados. El episodio bélico termina con una aceptación mayoritaria de la razón de invadir y el fácil gusto de la victoria.

Hoy, como hace poco en Afganistán, Irak se alza en la cima de la desinformación. La prensa norteamericana, a no ser la que se nutre de fuentes internacionales y es parcialmente marginal, fragmenta las noticias, y un hecho dramático y sucio como el que se desarrolla en Medio Oriente pierde su real magnitud. A lo sumo hay pena por los mil quinientos muertos estadounidenses sin existir aclaración al respecto y menos hablar de los muertos del otro lado.

Hoy parece que la instructiva de mister Rumsfeld es "disparen al periodista", a aquel que no se ha asociado con las fuerzas invasoras y se arrastra de un collar. Por eso ocurren "accidentes" donde matan reporteros y por eso se intenta asesinar a una periodista italiana salida del cautiverio, porque lo que ella pueda decir será a no dudarlo inconveniente para estos pudientes y bienaventurados perros de la guerra.
01/05/05

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Publicado en Opinión (Cochabamba), mayo, 2005

Imagen: Robert Cappa, fotógrafo de guerra

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