Saturday, November 26, 2011

Madrid que nunca se diga.../ECLÉCTICA


Claudio Ferrufino-Coqueugniot

... nunca se publique o piense, que en el corazón de España la sangre se volvió nieve. Rafael Alberti sobre el asedio de Madrid.

Los obuses caían y en los cafés no se enfriaban las tazas. Barricadas, cartelones atravesados en las calles: No pasarán; Madrid será la tumba del fascismo. España extraña y sangrienta y soberbia. El mismo Franco, generalísimo de las sombras, cuando un zalamero general italiano, queriendo congraciarse, le sugería que en aquel momento combatían los dos mejores ejércitos del mundo -refiriéndose al italiano y al español-, le respondía abruptamente: el ejército nacional y el ejército rojo españoles. Sería antes de Guadalajara, donde las fuertemente armadas tropas de Mussolini corrieron en lugar de pelear. Para qué, me pregunto, se uniforma un pueblo de cantantes de ópera. O que lo narre Hemingway, que lo vio de cerca.

Madrid y España toda llegaron a mis ojos en el penumbral pasillo de casa, muy temprano. Con la pared fría en la espalda, abriendo las páginas del libro de Hugh Thomas sobre el conflicto. Antes de dormirse, papá respondía a mis preguntas sobre la guerra civil. La percepción de las ideas, los motivos e intereses. Nombres que todavía persisten. Durruti combatiendo dentro y fuera de la capital. Vicente Rojo que fundó casa en Cochabamba, ya en el exilio; Cipriano Mera y el Campesino. El problema que significaba leer y conversar historia con los compañeros de clase; la angustia joven de no poder expresar a los amigos el sentimiento que me causaba imaginar a los internacionales checos, polacos y húngaros que bajaron cantando la sierra Pandolls "rumbo a la muerte". Entender las contradicciones de España como manera de comprender parte de mí. Los republicanos juegan partidos de fútbol, entre trincheras, con sus enemigos para después matarse con pasión. Enrique Líster que pide una silla en tierra de nadie y explica su plan mientras las balas le rozan la cabeza. Sólo México para igualar ese desprecio e intenso amor por la vida. El beso en España no es frívolo, ni siquiera el de la muerte.

Me senté en Madrid frente a la Cibeles. Descalcé los pies, botas marrones al lado y sol de agosto. Nada que recordara la ruina, mas recurriendo a la memoria intentaba volcar tranvías y adoquines para reconstruir las barricadas. Pasaban caderas madrileñas, moros de Ceuta sin aclarar lo turbio de mi cerebro atrapado en el pasado. Hasta llegar al tren, pasaje a París, y obviar la sangre en los brazos germánicos que se habían presentado. Después del cansancio, no del amor, las últimas imágenes del lugar al que retorné una sola vez. Una cita con un dirigente de la CNT "auténtica", caminar la capital, cerveza, recovecos de edificaciones medievales.

El poeta argentino Raúl González Tuñón escribía: "El corazón de Madrid, crecido inmensamente por noviembre, nació del toro y la paloma. Tiene el secreto del valor y de la gracia".
15/09/03

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Publicado en Lecturas (Los Tiempos/Cochabamba), septiembre, 2003

Imagen: Daniela Billus/Madrid, 2010

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