Thursday, September 27, 2012

Santa Cruz


No quiero redundar en estadísticas que demuestran el potencial, y la realidad fehaciente, de una Santa Cruz pujante y de destinos aún mayores. Destino, el actual, que despierta celos y suspicacias en los infectos manejos de la política. Nadie puede negar que el centro de la economía nacional, que no esté basado en actividades extractivas mineras, es y va a ser este departamento, al que en lugar de ponerle obstáculos debiese apoyarse y empujar con fervor.

La era de una tajante separación entre oriente y occidente en Bolivia llega a su fin, no solo porque la interacción entre las partes crece, y medran sus actores, sino porque incluso en términos raciales, la diversidad del oriente ha sufrido en las últimas décadas notables transformaciones. La migración de oeste a este alcanzó niveles que anulan cualquier intención de dividir una región de otra por sus características étnicas. Existe hoy, sin embargo, cierta oscura confabulación, que persigue únicamente intereses particulares y cuya meta radica en la suplantación de una elite empresaria cruceña por otra que se adecúe a un proyecto de tipo feudal y cuasi monárquico, de falsos tintes socialistas, que aproveche la infraestructura y la capacidad económica ya logradas. Combatir esta tendencia no significa no reconocer los errores de la clase capitalista del oriente, todavía contagiada por efervescencias caducas y angurrientas. La región tiene inmenso futuro, y la forma de explotarlo al máximo debe pasar por una mejor distribución de la riqueza. Ello no tiene por qué afectar las ganancias -llamemos justas- del inversor al mismo tiempo de afirmar trabajo bien pago para el asalariado, quien, al disponer gracias a ello de un excedente monetario, lo invertirá en el circuito que se retroalimentará y crecerá con bonanza para todos. Se deben inventar políticas que lo permitan, amén de sentido común, visión y criterio.

Vivo más de veinte años afuera. Los frecuentes retornos han impedido formarme una mirada de turista, como suele suceder con quienes emigran. Al contrario, veo el país y sus cosas como alguien que nunca se alejó. Pero, por otro lado, la ausencia hace más notorios los cambios y agudiza las diferenciaciones. Y no puede haber ceguera como la de negar que donde es más dinámica Bolivia es en Santa Cruz de la Sierra. Que se deba a favores de un gobierno u otro, ventajas ofrecidas, créditos blandos, lo que quieran, no importa. El asunto está en que el departamento produce el mayor porcentaje de alimentos de la canasta familiar nacional; sus exportaciones hacen competitivo al país; su industria avanza, al igual que su comercio. Viajando desde el aeropuerto hacia el centro de la ciudad lo que se observa son interminables negocios relacionados con el agro, maquinaria, a diferencia de solo lo suntuario que se mira en ciudades como Cochabamba. Luego, ya entrando en la ciudad, se presentan a la vista profusión de cafés, restaurantes, lugares de entretenimiento y diversión. Actividades que por su número y condición reflejan un estable flujo de dinero.

Santa Cruz ha progresado con celeridad, en corto espacio de tiempo. De aquel idilio rural que significó en un pasado cercano, se ha convertido en el mayor polo de desarrollo boliviano, quizá solo equiparado al otro polo, en muy distintas circunstancias, El Alto de La Paz. Su avance económico ha fundado bases para que en su interior crezcan otros aspectos también importantes de la vida ciudadana: deporte, cultura, turismo. Hoy por hoy, en el área literario-periodística, Santa Cruz va camino a convertirse en referente, dejando atrás una imagen que parecía dejarla a la zaga de las ciudades de occidente. Por casi dos lustros, los literatos cruceños han afirmado una presencia ya ineludible, para beneficio de todos.

Breve paseo, o mirada rápida, por un panorama de riqueza y múltiples promesas. Fui desechando, año tras año, aquel prejuicio mío, y colectivo en donde vengo, del atraso oriental. Eso pasó a formar parte del mito.

Septiembre 2012

Publicado en el Especial del 24 de Septiembre, El Deber (Santa Cruz de la Sierra)

Foto: Catedral de Santa Cruz

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