Monday, July 15, 2013

Praga/EJERCICIOS DE MEMORIA

Claudio Ferrufino-Coqueugniot

Praga es la ciudad de mayor encanto en Europa. En París uno puede empaparse de romanticismo; de inteligencia en Londres; de finura en Viena. Pero Praga es la ciudad del misterio, de la alquimia. En ella pervive el medioevo. El espectro de Mozart deambula por los palacios. Sobre las orillas del Moldava, los jóvenes sueñan con manuscritos ocultos en las paredes de antiguas sinagogas.

Praga es la villa de Franz Kafka. También la de Rilke y Franz Werfel, una trilogía como pocas ciudades podrían albergar.

En Praga se torturó y mató a Julius Fucik. Las huestes alemanas se ensañaron en sus calles, mas Praga sobrevivió. No murió para que el escritor pudiese hablar del jardín de Strahov o del viejo mercado Havelská.

En ella hojeamos las páginas de Jan Neruda, la Malá Strana... las tabernas checas en las que Apollinaire oía cantar; o el Hradchim.

Praga es señora madura y gentil que seduce en tardes dominicales con un chal sobre los hombros. En su regazo caen nieves y la brisa huele a escondido.

El lingüista Román Yakobson es su mejor guía. Conoce los recónditos lugares donde tomar “slivovitz” o comer. Los callejones tienen aroma de sombra; los árboles se deshojan en melancolías.

Hemos de encontrar a Vanchura, Nezval y Jaroslav Seifert (hoy premio Nobel), los poetas checos. Liban largamente en torno de las mesas.

Sólo resta una mirada otoñal flotando encima de Praga, la hija de tres madres: Praga la germánica, la judía, Praga la eslava...

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Publicado en Opinión (Cochabamba), en TEXTOS PARA NADA, 10/10/1987  

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