Saturday, January 18, 2014

Buenos y malos/MIRANDO DE ARRIBA

Claudio Ferrufino-Coqueugniot

Luis García Meza. general iletrado, presidente de narcotraficantes, supuesto valiente como tantos otros oficiales de otros "gloriosos" ejércitos, puso de moda el término de 'buenos" y "malos" bolivianos, retórica copiada de los Estados Unidos, de la práctica puritana de colocar abismos entre el bien y el mal. El bushismo de hoy ha retomado el asunto y pueblan el planeta buenos y malos iraquíes, buenos y malos sauditas; israelíes... todos buenos. Un juego en apariencia inocente y trivial pero que ha traído sangre en demasía. 


Un grupo de textos varios de Osvaldo Bayer sobre la mesa. Una carta imaginaria de Bayer al escritor Rodolfo Walsh, desaparecido por los "buenos" argentinos que querían una nación pura, cristiana, devota, donde no cabía la honesta maldad y bonhomía de alguien como él. Bayer se alegra, el 95, de la inauguración de una plazoleta en el corazón de Buenos Aires que ahora lleva el nombre de Rodolfo Walsh. Una manera más de pervivir, aunque, como también señala, las calles de las ciudades eternizan -sobre todo- los nombres de los asesinos y no de los poetas.


¿Qué demencia puede concebir que una recua graduada en las academias de armas, llámense Videla, Massera, Galtieri, bendecida por cualquier impura mano arzobispal, o papal si viene el caso, tenga la osadía de encaramarse por el poder de la fuerza bruta sobre la inteligencia, o de usurpar el arte y llenar las cámaras de tortura con hermosos tangos para inculcar argentinidad y "patria" a los martirizados, a tiempo de acallar, con la voz de Floreal Ruiz y los bandoneones de Francisco Canaro, los aullidos de dolor y miedo.


¿Qué hizo de Rodolfo Walsh "malo"? La valentía de buscar respuestas y denunciar errores. El ímpetu por la verdad histórica obligó a Osvaldo Bayer a vivir su tierra en el exilio alemán, a retratar la Argentina social desde inmerecida distancia. Parece que los buenos no quieren nada bueno, que los buenos son los malos y viceversa, aunque con juicios semejantes estaríamos revitalizando este dramático entretenimiento pendular. El dilema queda en si vale juzgar, en términos de bien y mal a los hombres. Al no hacerlo nos estancamos en una suerte de catalepsia jesucristiana y, por el contrario, siendo parte podemos convertirnos en jurado, en juez, en verdugo con extrema facilidad. Que lo digan los bolcheviques que de santos pasaron a demonios y arrasaron aquello que se oponía a su nuevo credo. De rezar se trata, en una u otra lengua, a izquierda o derecha, Dios o Alá, María o Remedios, intransigentes.

26/05/03

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Publicado en Opinión (Cochabamba), 05/2003

Imagen: Jarbas Lopes/Good and Evil misunderstandings, 2006

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