Monday, January 6, 2014

Stalin y los intelectuales/EJERCICIOS DE MEMORIA

Claudio Ferrufino-Coqueugniot

Cierta vez sonó el teléfono en casa de Boris Pasternak. Cuando el poeta preguntó quién llamaba, le respondieron: “Stalin”. Al hombre del Kremlin le gustaba jugar con sus conciudadanos y con el terror. Sorprendido, Pasternak oyó que Stalin le consultaba acerca de la obra de otro poeta -amigo de Pasternak-. Sin saber qué hacer, contestó que no tenía una opinión formada sobre ella, que no la conocía bien. Stalin -molesto- le dijo que con esas palabras acababa de condenar a su amigo y colgó.

José Chugachvili realizaba esto con frecuencia -Ehrenburg lo consigna en sus memorias-. Detrás, siempre, estaba la fatídica sombra de Lavrenti Beria, ministro del Interior.

El estalinismo dio fin con buena parte de la intelectualidad rusa. En los campos de concentración se pudrieron hombres de la talla de E.I. Babel y Perets Markish. Solzhenitsin recibió su parte... Pintores, músicos, dramaturgos se balanceaban en la cuerda floja que habíales tendido el régimen.

El realismo socialista, en arte, es algo sumamente obsoleto y mediocre. Luego de la depuración de la “intelligentzia” solo quedó basura. El arte ruso se vio reducido a un pequeño grupo de adláteres insignificantes cuya producción no rebasaba los límites de la propaganda oficial.

Sin embargo, Stalin tenía momentos de lucidez. Cuando murió, en 1953, se encontró entre sus papeles una lista de nombres: el músico Shostakovich, Pasternak, Eisenstein y un nutrido grupo de talentosos artistas. Al pie, Stalin, de puño y letra, había anotado “NO TOCAR”. Felizmente para nosotros se cumplió la voluntad del amo...
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Publicado en TEXTOS PARA NADA (Opinión/Cochabamba), 11/12/1987

Imagen: Boris Pasternak en un sello postal soviético, 1990


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