Friday, October 3, 2014

François Villon/EJERCICIOS DE MEMORIA

Claudio Ferrufino-Coqueugniot

Se asocia al poeta con la dulzura y la calma. La ira es privativa de los hombres comunes, por lo general. François Villon (1431-¿1465?) es la excepción.

Se vio involucrado en delitos tales como el asalto y se presume que incluso el asesinato. Por ello se le condenó a morir ahorcado. De hecho, sus cómplices en el robo al Colegio de Navarra, en París, lo fueron. Villon, magnífico poeta, elevó, en verso, una apelación a la Corte. la indulgencia le fue concedida y su pena de muerte se cambió por la de diez años de destierro. No sabemos el fin que tuvo; quizá, como él mismo dijera, su cuerpo terminó meciéndose en una cuerda al arbitrio de cuervos y cornejas.

Su poesía se caracterizó por ser amarga. Y la amargura dicha en forma de sátira semeja una carcajada aterradora en un mundo de ecos. Villon sufre y por eso se burla. Tira el lodo de la humanidad sobre aquellos que le hicieron daño. Denuncia lo efímero de vivir. Belleza, oro, bienes materiales, no valen nada. El poeta está seguro que lo único que ha de perdurar es la creación. Aprovecha para humillar eternamente a sus enemigos en versos.

Solo un hombre que ha amado mucho alcanza a darse cuenta de la absurdidad del amor. En una tierra donde los valores están volcados es innecesario esperar nobleza o lealtad, sobre todo en la mujer, voluble hoja con la que juguetean los vientos.

Al elegir el destierro de sí mismo, en su poesía y en el actuar delictivo, Villon llega a ser un moralista, un puro que prefigura al marqués De Sade. Los caminos de Dios, como los de dios, son infinitos.

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Publicado en TEXTOS PARA NADA, (Opinión/Cochabamba), 09/07/1988

Imagen: François Villon, poète français. Gravure sur bois figurant en tête de ses œuvres publiées par Jean Tréperel en 1497. (Bibliothèque nationale de France, Paris.)

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